Otro diario de una escritora
Las paces con mi alma Ninguna de mis palabras puede compararse con el sufrimiento de rendirme ante la magnificencia de mi desconsuelo En una calle de New York una transeúnte neoyorquina había visto mi alegría reflejada con una mirada al cielo, pero más tarde descubrí que no era otra persona viéndome, sino yo misma a través de un espejo. Al verme nuevamente, experimenté la sensación de vértigo, calor y asfixia, como si entendiera que esto que soy, es tan solo lo que siento y lo que vivo. Tal vez es el momento de confiar en mí y en el amor que me destruye y reconstruye; ese mismo que me regala al despertar y en la noche antes de dormir una plegaria profunda en la meditación sobre la nada: pienso suavemente e imagino que no soy de confianza con este amor, porque me traiciono a sí misma; él me hace subir de a poco hasta un auge para después ir muriendo mansamente y aunque siento las llamas recorrer mi alma, solo mis ojos sangran el fuego. He venido a decirte en estas líneas que me ens...