El orgasmo de un sueño: un laberinto encantado
Un laberinto encantado Tengo confesiones que terminan en breves súplicas como sollozos, como si en el dominio de mi realidad solo pudiera escribir sílabas para formas palabras, porque debo dar sentido a algo que no sé expresar en onomatopeyas: una entrecortada respiración por un gemido muy suave lleno de mucho deseo. Mi verdad asombrada es que siempre he estado sola y no lo sabía sino hasta hoy, lo descubrí a través de la creación de unas líneas entre mis sabanas blancas. Tengo un poco de miedo: miedo de entregarme a la desenvoltura de un fuego artificial, porque no sirvo para fingir el deseo que carcome mi placer. Ese instante me coloca en el centro de mi ser y me responde a la visión sobre mi universo entero. Me inquieta la fascinación del libido de mi sombra, queriendo alimentarse de mi propio apetito. Pero me tiemblan mis labios porque quiero apoderarme del acto del amor por mi propia naturaleza; quiero poseer los átomos del tiempo y escapar de mi presente, porque no se ...